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DEL BARROCO A LA ACTUALIDAD, HOY PEDRO DUQUE CORNEJO (1678-1757)

Pedro Duque Cornejo y Roldán (n. Sevilla, 1678 - † Córdoba, 1757), escultor, imaginero y retablista sevillano del Siglo de Oro.


Biografía 


Nace en Sevilla en 1678. Nieto del célebre escultor e imaginero Pedro Roldán, trabaja en el taller familiar donde adquiere su formación artística fundamentalmente de la mano de su tía Luisa Roldán –La Roldana-, y de sus padres, el escultor José Duque Cornejo y la pintora Francisca Roldán Villavicencio.

Arquitecto de retablos, escultor, pintor y grabador, su formación familiar le hace conocedor de los grandes maestros de la "Escuela Sevillana", de la que toma el relevo, cerrando felizmente el denominado "Siglo de Oro andaluz". Su modelado tiene como características un barroquismo desbordante, sinuoso y abigarrado que acrecienta con una rica y brillante policromía.

Su obra presenta cierta dispersión, pues trabaja por distintas ciudades de Andalucía, como Granada y Córdoba, si bien su taller quedó centralizado en Sevilla. También realiza importantes trabajos fuera de Andalucía, como los correspondientes al Sagrario de la Cartuja del Paular de Madrid.

Muere en Córdoba, en el año 1757, a la edad de 79 años.

Obra 


En 1702 inicia su carrera como retablista en Córdoba, pasando en 1714 a Granada; trabajando en figuras decorativas asociadas a diseños arquitectónicos en madera o piedra, o en imágenes aisladas o procesionales de madera policromada con obras que destacan por amplios pliegues de ropajes, de intenso y cuidado barroquismo.

En estas ciudades realiza algunos de sus mejores trabajos, como el Sagrario de la Cartuja de Granada donde destaca su Santa María Magdalena; el retablo de la Virgen de la Antigua de la Catedral de 1716, y la serie de 14 grandes esculturas para la Iglesia de Las Angustias de esta misma ciudad. Si bien su obra emblemática la realizaría en la Catedral de Córdoba desde 1748, para la que realiza los púlpitos y su espléndida Sillería del Coro, con un total de 105 asientos donde muestra episodios de una Biblia publicada en Venecia en 1677.

Hacia 1706 realiza el San Clemente del Retablo Mayor de la Parroquia del Sagrario, y en 1721 la imagen procesional de La Gran Madre de la iglesia sevillana del Sagrado Corazón de Jesús.

Para el Sagrario de la Cartuja del Paular de Madrid realiza en 1725 las cuatro figuras situadas en torno a la gran custodia y las otras doce que ocupan retablos e intercolumnios de la capilla contigua.

De algo más tarde, 1728, son las figuras de las santas Justa y Rufina que se encuentra en la Catedral de Sevilla, y algo después aún, sobre 1730, los valiosos retablos e imágenes para la Iglesia de San Luis de los Franceses de Sevilla, donde destaca su grandioso Retablo Mayor, una joya del arte barroco difícil de superar que combina sabiamente la estructura arquitectónica de la madera con los lienzos de pintura en distintos formatos y tamaños y la imaginería, con detalles ornamentales de rocalla, espejos, etc. Entre 1733 y 1738 realiza los retablos de San Leandro y de la Virgen de la Antigua, de la catedral hispalense, y tres años más tarde, en esa misma capilla, el sepulcro del arzobispo Luis Salcedo y Azcona.

Muy notable es la imagen procesional de la Inmaculada de la Iglesia del Santo Ángel de Sevilla, obra de 1743. Y de 1754 es el retablo del Crucificado de la parroquia sevillana del Sagrario, realizado en mármol y jaspes, así como el análogo a éste destinado a la Virgen, siendo suyas las imágenes del arcángel San Miguel, y otras.


A su gubia pertenecen también la talla de la Inmaculada que se encuentra en la antesacristía de la Iglesia de Santa María de Carmona, y el diseño del Retablo Mayor de la Iglesia de Nuestra Señora de la Consolación de Umbrete.

Además hay que citar el Crucificado de la Sangre realizado en 1737 para la Iglesia de Nuestra Señora de la Paz de Ronda; al cual se le suman dos que se le atribuyen por sus características técnicas y morfológicas: el crucificado Cristo de Burgos de Chucena y el de la Iglesia de Nuestra Señora de Consolación de Umbrete.

La obra de Duque Cornejo presenta gran dinamismo y teatralidad, y gozó de gran influencia en artistas contemporáneos y posteriores como Cayetano de Acosta, Felipe Fernández del Castillo, José Montes de Oca o su propio hijo José Cornejo; si bien su más célebre discípulo sería Benito Hita del Castillo.


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