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Capataces 2.0, la evolución del martillo

Las nuevas generaciones de capataces / JJ COMAS RODRIGUEZ

Para ellos la Semana Santa es como una Maestranza de devociones. A unos les dio la alternativa el abuelo, como a los Villanueva o a los Díaz Palacios del Baratillo, a otros sus padres, como a Juanma Martín el de Los Gitanos, a Manuel Antonio Santiago, a los Ariza. A pesar de su juventud, la gente de abajo les respeta porque los ven crecer en todos los sentidos delante de los pasos. Aquellos niños son hoy ya unos hombres.

Aquí hay un capataz de la Macarena, como es el caso de Manuel Antonio Santiago, o uno del Gran Poder, como Antonio Villanueva, o el del Señor de la Salud de Los Gitanos, Juanma Martín. A pesar de que tocaron los martillos más codiciados de Sevilla con poca edad, en las hermandades –por lo general– no pusieron pegas. Ahí está el caso de los Ariza, que llevan con ellos ya a la quinta generación, a Javier Fernández Ariza, con 13 años.

Los Díaz Palacios 

Es la casta del Arenal. Rafael Díaz Algaba, Falito, tiene 22 años y su hermano Pablo solo 15. A ambos les dio la alternativa el patriarca de la casa, Rafael Díaz Palacios, que será el eterno capataz de la Caridad del Baratillo. Fali realiza su primera llamada en 2006 con 14 años en el paso de la Cena delante del monumento a Sor Ángela. No es mal sitio. Actualmente trabaja en una plataforma de la Agencia Tributaria, aunque aspira a ser Guardia Civil. Le gusta el flamenco. Su hermano Pablo escucha de todo, hip-hop, marchas, música lírica “excepto jazz”.

Todo el mundo le echa más de 15 años, que son los que tiene, y en su papeleta de sitio ya figura como capataz auxiliar. “Empecé en la Semana Santa de 2010, cuando hice mi primer recorrido con el Baratillo delante pero solo aprendía y observaba y mi padre muchas veces me decía que llamase pero yo decía que no por nervios”. En 2011 su abuelo, el gran Díaz Palacios, le dio la alternativa.

Los Villanueva 

Carlos, homónimo de su padre, tenía 16 años cuando ando empezó, fue en el 92 y por casualidad. “Ese año yo tenía curiosidad por tocar un año la corneta en la banda infantil de la Paz, que salió también en Santa Genoveva”.

Cuando la banda se retira, se va al Postigo a ver pasar al Cautivo mandado por su abuelo. “Y me dice: Niño, tu donde tienes que estar es aquí conmigo y con tu padre, así que déjate de bandas y cornetas, el Jueves Santo te pones en traje negro y te vas a trabajar el Palio del Valle con tu padre, y te espero el Sábado Santo para trabajar conmigo el Santo Entierro Magno con el paso de los Espejitos”. Ese año su primo Antonio, hijo de Manuel Villanueva, ya estaba delante del Cautivo con solo 13 años, ahora tiene 34.

Ambos son técnicos en Electrónica Industrial y Digital. Carlos escucha desde rock a música clásica; Antonio, flamenco y marchas “si son de Tejera, mejor”. Carlos está leyendo “Venga a nosotros tu reino”, de Javier Reverte, y su primo acaba de terminar “Entrénate para la vida”, de Patricia Ramírez. Es comercial, le gusta el cine de suspense y toda la música en general. Entre las últimas lecturas están “El Psicoanalista”, “El ultimo Catón”, “El médico” o los de Julia Navarro.

Los Ariza 

Son tres los hermanos de la cuarta generación, Rafael de 43 años, Pedro de 37 y Ramón de 36, y ya está garantizada la quinta con su sobrino Javier Fernández Ariza, que debutó el año pasado en la O. El estreno de Rafael fue más que emotivo. “Mandé mi primer paso, La Borriquita, con 7 años. Pero un año después yo iba de nazareno en La O y cuando el paso estaba en el palquillo mi padre me mandó buscar, me quitó el antifaz y dirigiéndose al Presidente del Consejo, que era Pepe Sánchez Dubé le dijo: aquí esté la cuarta generación de Los Ariza. Me ordenó que levantase el paso y lo metiese en la Campana. Desde el año siguiente comencé a acompañarlo a todas las cofradías. Si bien al Gran Poder no lo hice hasta que cumplí los 11 años”. Rafael tiene un vago recuerdo de su abuelo José, el que aparece en la sobrecogedora foto de Serrano sacando San Esteban.

Los Santiago 

Con 21 años ya lleva a La Macarena. Eso es un lujo. A los 13 años, en 2005, Alberto Gallardo le dio la alternativa con la Virgen de la Aurora. De aquel chaval con la voz de niño, a este joven hay ya siete años de experiencia que no es poca. Hijo de Antonio Santiago y abuelo del fundador de esta estirpe, Manuel. “Por desgracia tengo un vago recuerdo de mi abuelo porque cuando murió yo tenía solo 5 años, pero a través de los audiovisuales conozco su forma de llevar los pasos”. Lo que sí tiene fresco aún es aquel regalo que le hizo su abuelo.

Cuando el niño apenas hablaba le trajo un martillo para que comenzara la carrera. Estudia Grado Superior de Gestión Comercial y Marketing en la Escuela Mercantil de Sevilla. Escucha todo tipo de música. El cine que le gusta es el de acción e intriga, y el último libro que le ha gustado, “La sombra del viento” de Ruiz Zafón. "Siempre lo recordaré porque es un libro que desde el principio te engancha y parece que eres tú mismos el protagonista de la historia, un niño llamado Daniel que vive en la época de la posguerra española”.

Los Martín

Juan Manuel Martín, con 33 años, tiene sobre sus espaldas el peso de su padre, Juanma Martín, el hombre que, con Alberto Gallardo, consiguió que la gente se quedara en la Campana para ver entrar a Los Gitanos.

Es Arquitecto Técnico. Todo lo jovial que es en la vida normal lo es de serio delante de los pasos. También se estrenó joven. “Me animó mi padre y comencé en el 87 en Cristo de las Cinco Llagas de la Trinidad, y en el 88 en el Señor de la Salud de Los Gitanos”. También ha sido costalero. 

Juanma escucha flamenco y ha leído el libro que acaban de presentar sobre su padre. Jamás se le olvidará la Madrugada de 2012 con el Señor de la Salud en la Campana: “Fue un momento inolvidable, una llamada con las manos de las tres generaciones, mi padre, mi hijo y yo. Si mi hijo de 3 años fuera capataz, sería mi sueño hecho realidad, aunque la continuidad la tenemos asegurada con mi hermano Luis Martín, es un gran capataz en potencia”.

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